Los derechos de la Tierra son las herramientas legales para proteger la Tierra. Durante siglos muchas culturas han creído que la Tierra posee sus propios derechos; este es un concepto relativamente nuevo en el mundo occidental. De alguna manera hemos olvidado que el agua que bebemos tiene el mismo derecho que nosotros de estar libre de contaminación, la tierra sobre la que caminamos tiene el mismo derecho que nosotros a la vida, el aire que respiramos tiene el mismo derecho que nosotros a un ambiente limpio y saludable. En 2008 fui invitado por las Naciones Unidas para presentar una idea que tuve: una Declaración Universal de Derechos Planetarios. En aquel entonces fue una idea radical. Ahora, el resultado final es la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra, comprometiéndose Bolivia a hacerla una ley internacional. Esto ha sido la culminación del esfuerzo de muchas personas. En abril de 2010 35,000 personas fueron a Cochabamba para oír más sobre esta propuesta y algunas otras. Fue un evento histórico. Podrá leer más acerca de ello aquí.
Los derechos representan, sin embargo, sólo la mitad de la ecuación.
De la misma manera como nuestro derecho humano es protegido por el crimen de asesinato y en una escala industrial, el crimen de genocidio, así también el Derecho de la Tierra a la Vida requiere el crimen de ecocidio. Los dos se encuentran uno al lado del otro. Derechos en aislamiento no garantizan el ejercicio del poder sobre casos de incumplimiento de responsabilidades – el incumplimiento tiene que ser nombrado antes de poder llevarlo ante la justicia. Al dar definición legal a la destrucción, daño y pérdida masivos de ecosistemas, podemos cerrar la puerta al asesinato de la Tierra. Este es un mundo que tiene derecho a vivir.
